Patagonia, Los Tiempos y sus Desafíos

Abrimos Gudcompany Patagonia por varias razones. En primer lugar, para contribuir a la descentralización que Chile tanto necesita y al desarrollo sostenible de los territorios que están desde Temuco a Punta Arenas. Llamamos a esta oficina Base Sur y está situada en Puerto Varas, donde tenemos un equipo local que trabaja con el apoyo de los equipos de las otras oficinas de Gudcompany. En segundo lugar, porque creemos en la historia, la riqueza cultural y el talento disponible en estos territorios y estamos alineados con sus desafíos, motivaciones y fuerza emprendedora. Vemos que están las condiciones favorables para hacer de esa zona un lugar privilegiado en el mundo y para el mundo. Privilegiado en distintos recursos, en la posibilidad de generar un tipo de desarrollo en balance con las comunidades y con el medio ambiente, y en un estilo de vida y de hacer organizaciones que combine desempeño con contribución y propósito. En tercer lugar, queremos contribuir decididamente a estos ecosistemas de actores, empresas, organizaciones y comunidades acompañando la creación, el crecimiento y la transformación para lograr una mejor sociedad. Finalmente, nosotros mismos queremos, desde ahí, innovar y correr el cerco de la forma en que hacemos las cosas. A continuación, les dejo una columna que escribí para un diario local en la que profundizo al respecto. Espero que la disfruten y que les haga sentido.

 

Es difícil encontrar una voz que niegue la intensidad de los cambios que estamos viviendo. Hay bordes por el lado del optimismo o pesimismo en cuanto a estados de ánimo, mientras que por el lado del análisis, están los que hablan de ajustes al sistema versus los que piensan que estamos en presencia de cambios de fondo. Un “cambio epocal” incluso.

 

En ese contexto, tiene más sentido mantener las preguntas abiertas y desarrollar las respuestas como un músculo más que como resultados concluyentes. A todo nivel, como individuos, organizaciones, comunidades y sociedades. Como es usual, mientras unos se aproximan desde la ceguera hay otros que prefieren hacerlo desde la anticipación. Mi impresión es que en los territorios que van desde Temuco a Punta Arenas conviven estas dos almas a un nivel que vale la pena mirar en profundidad.

 

En distintas conversaciones vemos que cohabitan inquietudes concretas y urgentes con reflexiones de fondo sobre las regiones, su identidad, desarrollo y crecimiento. Con una mayor facilidad para colaborar y competir con la misma intensidad. ¿Una primera impresión? Esta convivencia está en el ADN tanto de quienes habitan los territorios ancestralmente, como de quienes han llegado en los últimos siglos, y también en los últimos años, para finalmente hacerlo parte de la cultura que hoy los define. Veo en las regiones una visión compartida por diversos actores por entenderse como un ecosistema. Veo además que la conciencia de que lo que se tiene en términos de entorno, cultura y oportunidades es de un altísimo valor, tanto para los que habitan el lugar, como para el mundo.

 

Sin embargo, me parece que están las condiciones para un siguiente nivel de balance entre los esfuerzos por asegurar y proteger, y, por otro lado, por arriesgar, soñar y enfrentar sus desafíos con un nuevo estándar de innovación, sostenibilidad y resolución. Diversos factores permiten pensar en las regiones de la Patagonia como una zona de privilegio (por contraposición a aquellas de sacrificio).

 

Dejo planteados cinco desafíos para dar ese salto: primero, anticiparse de manera decidida al crecimiento de la población, las necesidades de conectividad y fijar un idea compartida de entorno que impida que se repitan otros fenómenos de suburbios de generación espontánea, sin diseño y con todas las consecuencias ya conocidas. Segundo, empujar a las empresas existentes y emprendimientos desde la zona y no sólo para la zona. Muchos ya lo están haciendo y debiese transformarse en tendencia. Por tamaño del mercado, pero sobre todo porque las regiones, Chile y el mundo las necesitan. Tercero, consolidar una idea propia de ecosistema con sus diversos actores y con la sostenibilidad en el centro. Cuarto, por tantas riquezas de distinto tipo, tomar la bandera del desarrollo y convivencia que el país necesita, y ser un símbolo de desarrollo sostenible, colaborativo, innovador y pacífico. Quinto y último, relevar el desafío de rescatar las tradiciones, abrazando los cambios y cultivando el amor propio de los territorios y su gente.

 

Ahora es cuando. Son tiempos de colaboración y anticipación. Está la tradición, un entorno privilegiado, la gente, los líderes y las oportunidades.

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