[et_pb_section fb_built=”1″ _builder_version=”3.22″][et_pb_row _builder_version=”3.25″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat”][et_pb_column type=”4_4″ _builder_version=”3.25″ custom_padding=”|||” custom_padding__hover=”|||”][et_pb_text _builder_version=”3.27.4″ background_size=”initial” background_position=”top_left” background_repeat=”repeat”]
Autor: Francisco Cerda.
Director Ejecutivo en Gudcompany
Como a muchos, en Gudcompany nos mueve contribuir a un país más desarrollado en el amplio sentido. Hace un tiempo atrás creíamos en la necesidad de conversar acerca de qué desarrollo queríamos buscar, en esos tiempos en que hablábamos de la trampa del “ingreso medio”. Ahora podemos decir, era bastante más inocente en comparación con lo que ahora llamamos “estallido social” y todas sus consecuencias. En simple, hablamos de la búsqueda de una armonía sostenible entre crecimiento, paz, inclusión, y adaptación a los cambios que se vienen en el mundo entero.
Nuestra convicción es que un mejor desarrollo es aquel en el que los diversos actores contribuyen activamente al bien común, luchando por, pero trascendiendo también a los legítimos fines privados o personales. Damos por sentado el acuerdo entre la importancia del buen balance entre la sociedad civil, el Estado y rol del mercado. Entre el colectivo y el individuo, y crecientemente, entre lo local y lo global.
Pensábamos que la filantropía era uno de los elementos centrales a la hora de diseñar y promover el modelo de desarrollo país que queremos para Chile. Y veíamos que era tan urgente como promoverla, tener antes una reflexión profunda respecto de lo que vamos a entender al hablar de ella, y lograr en unos inicios entre actores claves de la sociedad, una mirada sintonizada respecto del estado del arte en Chile.
Al igual que hace dos años, pero con mayor nitidez luego del estallido social en Chile y la pandemia aún en curso, creemos que esa revisión del estado del arte de la filantropía en Chile, es ineludiblemente una reflexión histórica y cultural, acerca de la que sería su concepción en el país y luego su práctica. Más directo aún, creemos que en Chile es del todo pertinente preguntarse si contamos con el fundamento histórico para hablar de filantropía propiamente tal (como sí ocurre en el mundo anglosajón, por ejemplo), o si el desafío es más bien de inaugurar una visión y práctica, sin o escasa historia. Por eso la pregunta es si el desafío en Chile se trata de fundar o refundar la filantropía.
Por supuesto reconocemos que podemos observar múltiples prácticas en las que privados han hecho aportes a iniciativas con fines públicos, sociales o comunitarios trascendiendo a los negocios y la búsqueda de retorno. Es más, vemos con gusto la reacción que han tenido en Chile desde octubre de 2019. Particularmente destacable son los esfuerzos que viene haciendo el Centro de Filantropía e Inversiones Sociales (CEFIS) de la UAI, destacando recientemente la propuesta de modernización a la Ley de Donaciones que generaron junto a otros 15 centros de investigación. Nuestras dudas van por la linea de la concepción misma de aportar, la intensidad (o cantidad de los aportes), la forma (profesional o no), el lugar que ocupa como sentido del éxito, o la convicción desde una lógica de responsabilidad y reciprocidad con la sociedad, entre otras.
Dicho todo lo anterior, y en el marco de este nuevo consorcio que hemos formado con 40c, compartimos ciertas reflexiones/declaraciones que veníamos trabajando en Gudcompany hace un par de años, que nos parecen interesante poner en común como antecedente y reflejo de nuestras motivaciones para empujar esta iniciativa. Entre otras, destacamos:
1. Necesitamos del aporte de privados en áreas de interés común o social para dar el salto al desarrollo.
2. Hoy el aporte es bajo y menos potente de lo que necesitamos. En términos de montos y de profesionalización de las iniciativas detrás.
3. La Filantropía llena espacios que las empresas y Estado no llenan, no pueden o son menos eficientes.
4. Creemos que el desarrollo de un país es mejor, cuando las acciones filantrópicas son considerables. Reconceptualiza el éxito y alinea intereses privados con públicos, al menos.
5. Creemos que en Chile, por su tradición cultural y religiosa, entre otros, tiene una historia más cercana a lo que entendemos por caridad, y pueden ser hoy antecedentes inhibidores de una cultura de la filantropía como mas nos gustaría: significativa, inteligente, y con impacto.
6. Vemos que en el mundo y de a poco en Chile, la filantropía ha evolucionado hacia una práctica expandida, profesionalizada y que logra cada vez mayores impactos.
7. Creemos que el número de empresarios o familias empresarias que están en situaciones de realizar filantropía en Chile ha crecido y lo sigue haciendo. Y que muchas veces, por lejanía con la práctica como es conocida en otras partes del mundo y por ser ajena culturalmente en sus círculos, no lo hacen.
8. Consecuentemente, vemos que esos empresarios y sus familias sufren de contradicciones y vacíos en términos de realización personal una vez exitosos económicamente, que bien podrían resolver con acciones filantrópicas decididas.
9. Estamos conscientes de que es un terreno, como tantos, teñido por visiones muchas veces sobre ideologizadas. Para ciertos grupos, la filantropía puede ser vista como una práctica de lavado de imagen o compra de licencia para operar. Para otros, la promoción de mayores niveles de filantropía pueden parecer como un boicot al Estado o esfuerzos por legitimar y potenciar una sociedad neoliberal que busca su mínimo tamaño.
10. No estamos por ninguna de esas dos visiones, si no por una que le da un espacio relevante dentro de un ecosistema cultural, social, económico e incluso espiritual, mayor.
En síntesis, creemos que hoy están las condiciones y que es un momento oportuno para entrar en este tema en serio. En nuestro caso, desde la consultoría, ayudando a empresarios o familias empresarias a conectarse con este campo de acción de manera profunda y auténtica. Traduciendo inquietudes en declaraciones auténticas de propósitos, y llevándolas a estrategias, estructuras y capacidades de gestión que aseguren sentido, eficiencia e impacto. De fondo, queremos ayudar a redefinir la noción de éxito económico, generar un cambio cultural en torno al emprendimiento y, como el de la foto, construir puentes entre intereses individuales con intereses colectivos. Hechos y razones sobran en el último tiempo para pensar tanto en su necesidad como en su urgencia.
[/et_pb_text][/et_pb_column][/et_pb_row][/et_pb_section]