¿Está el empresariado chileno entrando en la era del “capitalismo de los stakeholders”?

El pasado jueves 11 de noviembre, el Presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) presentó, en el marco del Encuentro Nacional de la Empresa 2021 (ENADE), la iniciativa “Compromiso Empresarial con Chile”. Dicha iniciativa nace de un proceso de diagnóstico y reflexión que varios actores del sector empresarial nacional han llevado a cabo durante este año sobre la situación que enfrenta el país y la contribución que el mundo de la empresa puede realizar en el complejo contexto que Chile vive actualmente.

Por el momento, la iniciativa se materializa en un documento que formula cuatro ejes específicos desde donde las empresas piensan que pueden contribuir a construir un país “más próspero, inclusivo y con mayores niveles de equidad”. Más de 50 gremios de empresas pequeñas, medianas, grandes, de regiones y emprendedores ya lo han suscrito. Y, de aquí a enero del 2022, los adherentes se proponen bajar las declaraciones del documento trabajando en comisiones y grupos de trabajo que sistematizarán los diagnósticos y las propuestas que se plantearon en las distintas áreas.

Al analizar la iniciativa “Compromiso Empresarial con Chile” en el contexto global, es evidente su semejanza con otras que han sido lanzadas desde 2019 en el marco de lo que se ha llamado el advenimiento del “capitalismo de los stakeholders”. En agosto de 2019, más de 200 CEOs de las principales compañías norteamericanas agrupadas bajo el Business Roundtable lanzaron una “Declaración sobre el Propósito de las Corporaciones” que llama a redefinir el propósito de las empresas asumiendo un compromiso no sólo con los accionistas sino que con todos los stakeholders, especialmente con sus consumidores, trabajadores, proveedores y con las comunidades donde operan. En septiembre del mismo año, organizaciones que reúnen a más de 72 mil empresas de 80 países y 150 industrias lanzaron públicamente la iniciativa “Imperativo 21” que llama a repensar el capitalismo incorporando un liderazgo de largo plazo, la medición de los impactos sociales y ambientales, y un gobierno corporativo con una perspectiva de stakeholders. Y en junio de 2020, el Foro Económico Mundial publicó un nuevo “Manifiesto de Davos” que afirma que el propósito de las empresas es colaborar con todos sus stakeholders en la creación de valor compartido y sostenido.

La iniciativa “Compromiso Empresarial con Chile” todavía tiene que materializarse en iniciativas, objetivos e indicadores que hagan operativos y concretos los objetivos propuestos. Sin embargo, el documento publicado la semana pasada ya deja claro que la invitación es: a fortalecer una cultura de integridad basada en la ética y el bien común; a minimizar el impacto sobre medioambiente; a comprometerse con los colaboradores, los proveedores, los consumidores y las comunidades vecinas; y a buscar un propósito que trascienda la rentabilidad y tenga en cuenta objetivos ciudadanos y comunitarios significativos. A un nivel más macro, el documento también invita: a estudiar la viabilidad organizacional y de financiamiento de las prioridades para un desarrollo social estable y equitativo, como el mejoramiento de la educación, la salud, la vivienda, las pensiones y la seguridad pública; a avanzar hacia la carbono neutralidad, en un plazo más exigente que lo establecido en la COP 25, y al acceso y uso eficiente del agua; así como a priorizar la descentralización, la integración social y la calidad de vida en los territorios.

¿Implican este Compromiso un cambio de paradigma de como entender la empresa en Chile? ¿Indica la superación de la visión Friedmaniana que ha formado a varias generaciones de lideres empresariales chilenos? Al plantear que las empresas tienen que comprometerse con sus principales stakeholders y con las prioridades de desarrollo social, la invitación parece querer dejar atrás una forma de entender a la empresa principalmente centrada en los inversionistas y en la maximización de las utilidades, abriéndose al reconocimiento de que la empresa está inserta en una red de relaciones de interdependencia que no se reduce a sus accionistas. El “capitalismo de los stakeholders” propone exactamente una comprensión de la empresa como una red de relaciones entre stakeholders que funciona como un sistema complejo de intercambio de bienes, servicios, información, tecnología, talento, influencia, confianza, dinero y otros recursos donde los beneficios de la empresa son optimizados en la medida en que convergen con las necesidades de sus principales stakeholders (incluyendo los accionistas) en una relación que no necesariamente tiene que ser de suma cero y donde todos pueden ganar.

Ahora, todavía es muy temprano para juzgar si el empresariado chileno ha entrado o no en la era del “capitalismo de los stakeholders”. Hay que ver, por un lado, cómo de aquí a enero del 2022 estos compromisos se bajan y se materializan y, por otro, cómo las empresas se apropian del diagnóstico y de las soluciones propuestas. Pero, en el contexto incierto y complejo en el que estamos viviendo actualmente, me parece esperanzador que el sector empresarial se ponga a reflexionar sobre su contribución a la sociedad, a repensar su relación con sus principales stakeholders y se plantee abiertamente que deben jugar un rol activo en el devenir de la crisis que estamos viviendo. Esperemos que el trabajo de las comisiones y grupos de trabajo a cargo de bajar el Compromiso se lleve a cabo con seriedad y llegue a iniciativas, métricas y a un sistema que permita hacerle seguimiento a la performance de las empresas en los cuatro ejes planteados.

Link al documento: http://www.cpc.cl/wp-content/uploads/2021/11/COMPROMISO-EMPRESARIAL-CON-CHILE-final.pdf

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Presidente Riesco 5335, Of. 2103
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